Intimidación es corrupción
Si me violaste, me matarás. Durante los 80-as este texto fue escrito con letras mayúsculas en una pared, afuera de una estación de tren. Pasé diariamente, los días sucesivos, y cada vez el impacto fue mayor. ¡No podía ser peor!
El número de incidentes ocurridos es sistemático… El pozo negro que se abrió en la Iglesia Católica. El mundo del deporte y sus noticias de agresiones graves entre los entrenadores y las atletas juveniles. Un estudio europeo (2014) nos muestra cómo una de cada veinte mujeres, en Europa, han sido violadas, de cuyos actos un 30% está además vinculado con el trabajo. Recientemente los noticiarios de Holanda publicaron un artículo que decía: ‘La violación sexual se tolera por los grandes bufetes en Ámsterdam, siempre y cuando el perpetrador tenga éxito y lleve suficientes euros al cajón de los despachos’. Todos estos incidentes están vinculados con el poder y la dependencia. Los demás, que viven alejados de él, conocen el miedo por su carrera y se mantienen en silencio. Los poderes parecen no conocer el dilema: hago abuso de mi poder y/o atracción sí o no? Dar cuenta no está en el tema, porque oficialmente no ha pasado nada.
El poder se corrompe. Lo conocemos en pasajes de toda la historia. A la gente no le es permitido tratar con el poder, sin duda por que está integrada en una subcultura. La violencia sexual es, como en todas sus formas, una amenaza, una expresión de engaño y/o corrupción. Un fenómeno en el que alguien con poder lo abusa para conceder favores no autorizados a sí mismo o a los demás.
Serio riesgo comercial
Los programas de integridad ponen en una misma línea los valores morales de la organización y de los participantes: honestidad, confianza, el otro y yo, trabajo colegiado y calidad. A la pregunta: ¿qué haces cuando se afecta tu integridad personal? Se responden: me defiendo. En circunstancias de jerarquía, las subculturas de abuso de poder y corrupción no tienen espacio para la defensa porque no es posible, no les está permitido. El reportero nunca es tomado en serio y/o es burlado. Las organizaciones miran hacia otro lado y, todo lo más, ven por entre los dedos. Todo esto refleja una inmensa maldad, además, el sentimiento de la intimidación que supone matar demuestra el enorme daño personal causado, organizativa y socialmente hablando.
Necesitamos un enfoque claro. Parecido a lo que con el fraude y la corrupción podemos extraer En caso de fraude y corrupción siempre se sigue inmediatamente con la investigación criminal y la suspensión. La intimidación, en cualquier forma, cae bajo el compromiso de riesgos comerciales serios. Prevenir y luchar contra la intimidación debe ser parte de un enfoque moderno, sistemático de la integridad y del derecho penal. Lo que garantizaría también un proceso honesto y transparente, para todos involucrados.
En las compañías, los departamentos de ‘compliance’ y ética deben informar directamente al CEO. En la lucha contra la intimidación se pide una participación activa del CEO, para determinar la responsabilidad social de la organización y la seguridad de sus empleados.
Henk Bruning