¡España sorprendida!
Recientemente cayó el gobierno español debido a la corrupción. Una victoria para todo el que lucha contra la corrupción y por el buen gobierno. Fue un camino largo. La población designa hace muchos años a la corrupción como la gran preocupación a tomar en cuenta. El gobierno no hizo nada. Los diarios escribieron cada días sobre la corrupción de los políticos del PP (y también otros). El presidente Rajoy lo despachó como incidentes de menor importancia: “Todos son inocentes siempre y cuando el juez no emita un fallo en el juicio”, fue su excusa flácida. Ahora que el juez ha terminado condenado al Partido Popular, el lienzo cae. Muchos corruptos e incluso el cuñado del rey son sentenciados a años de prisión. Nadie está inmune para el juez independiente y sus aliados fiscales e investigadores de la policía.
El partido socialista ha formado un nuevo gobierno. ¿Es hora de sentarse a descansar? ¡Lo contrario! El PSOE también tiene una historia dura de corrupción y de escándalos. La cultura del nepotismo y de la depravación no desaparece por sí sola. Es preocupante que para el nuevo presidente, Pedro Sánchez, la lucha contra la corrupción en pro del buen gobierno no continúe siendo una prioridad.
Deberes
Para continuar la presión las ONGs podrían entrar en diálogo con el gobierno, políticos y managers locales para promocionar los principios de integridad. Mucha corrupción tiene lugar aún a nivel local. La Federación de las provincias y municipios (FEMP) podría apoyar a las organizaciones públicas para desarrollar y asegurar planes de integridad. La Formación sigue siendo necesaria para irrumpir con fuerza en la cultura obstinadamente jerárquica y de formación de clanes. Una comunicación abierta, sobre sistemas que abarquen la integridad, como competencia profesional, inspira a los técnicos. La integridad es una tarea propia de los departamentos de RRHH. Los funcionarios son (debieran ser) preeminentemente expertos de la integridad. Utilizan sus valores morales (como recursos humanos) para desarrollar la integridad, lidiando con los dilemas y estando alerta con los riesgos y explicando sus decisiones a los ciudadanos. Las universidades y los ONGs como TI España y Fundación Ortega y Gasset podrían inspirar el debate sobre buen gobierno, con investigaciones y consultas. Después de tantos años de corrupción ininterrumpida, necesitamos de una nueva primavera.
Con razón y éxito los más media dieron mucha atención a los escándalos. Ahora es un buen momento para publicar sobre gobiernos que se manifiestan con calidad a los ciudadanos y las empresas que se muestran responsables a la sociedad. Sabemos que el poder se acaba siempre corrompiendo.
El equipo nuevo del gobierno necesita de la atención critica para dar cuenta de la política seguida y podría invitar a Ciudadanos en el tema de anticorrupción. Una golondrina no hace un verano. Sin embargo, a través de la cooperación, los ciudadanos obtienen lo que se merecen: un gobierno honesto. De esta manera España sigue siendo un buen ejemplo para muchos países.
Henk Bruning